Adriana Grossi

Nace en Buenos Aires en 1973 y vive en un pueblo del sur del conurbano con nombre de escritor.
Quiere salvar al mundo y está convencida de que es posible cuando liberan a Mandela y cuando cae el muro de Berlín. Años más tarde reconoce su error.
Estudia en un colegio católico a pesar de ser atea practicante y disfruta haciéndoselo saber  a las monjas. La fascinan las matemáticas y la lógica tanto como la literatura.
Sueña desde que tiene memoria con las estrellas. Estudia Astronomía pero se recibe de ingeniera y trabaja leyendo y escribiendo procedimientos aburridos.
A los veintinueve deja Adrogué (la ciudad de los plátanos que aparece en algún cuento) y llega llorando a La Rioja. Las lágrimas le duran poco, porque el clima es muy seco y porque se enamora de los cerros.
Tiene dos hijos, planta varios árboles y a los treinta y ocho se dice que todavía tiene tiempo de ir a por un libro. Hace la prueba y adquiere el vicio irreversible de escribir cuentos.

Tiene desde hace años una lista de cosas por hacer y recientemente tachó la idea de saltar en paracaídas y la cambió por la de volar libremente escribiendo.

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